Había una vez una jirafa que se llamaba Josefina.
Un día, cuando estaba comiendo las hojas más tiernas de la copa de un árbol, oyó unos disparos a lo lejos. Miró y descubrió a varios cazadores.
Sintió tanto miedo, que casi sin darse cuenta comenzó a gritar:
– ¡Socorro!, que alguien me ayude, por favor.
Cerca de allí, descansando a la sombra de un gran árbol había un elefante.
Al escuchar los gritos de socorro, el elefante comenzó a caminar en aquella dirección hasta que se encontró con la jirafa.
– ¿Que te ocurre?, le preguntó.
– Que he escuchado disparos y me dan mucho miedo.
El elefante la tranquilizó y la acompañó hasta su casa.
Cuando llegaron la jirafa preparó una estupenda merienda para los dos.
Y desde entonces, fueron muy amigos.
Un amigo me solicitó una jirafa, ya que a su esposa le fascinan y deseaba obsequiarela por su aniversario.
Dado a que ya habia realizado un caballo, tomé el patrón del mismo y decidí modificarlo un poco, le realicé el cuello mucho más largo.
La jirafa le encantó a la agasajada.
Acá les dejo el resultado final.
Espero les guste.
Besos
Tuxi